Culto a la belleza:
La poesía modernista valora el cultivo del arte por el arte, por lo que
hay un énfasis en las imágenes hermosas, armoniosas y exquisitas, así
como en la perfección de la forma del poema. Los poetas modernistas no
querían producir una poesía burguesa para el consumo masivo. En cambio,
es una poesía elitista e idealista, un rasgo heredado del romanticismo.
Aparecen cisnes, ornamentación lujosa, materiales preciosos y animales
hermosos. En contraste con la naturaleza silvestre del romanticismo, la
naturaleza en el modernismo es domesticado y cuidado como los jardines
franceses.
Amor: El tema del amor cobra un tono más erótico y sensual en la poesía modernista.
La evasión: Evocan un mundo fantástico de lugares lejanos y
tiempos arcaicos. Predominan imágenes de la mitología greco-latina, así
como personajes de otras épocas pasadas como princesas, damas y
caballeros. Generalmente no es una poesía regionalista, como el
realismo. Los poetas modernistas sienten aversión por la sociedad en que
viven. Cultivan el exoticismo con referencias a viajes, y lugares
distantes y míticos.
Indigenismo y la amenaza de EE.UU.: Aunque parece contradictorio a
la evasión, el tema del indigenismo también suele ser evasionista en
que no refleja la realidad actual del pueblo indígena, sino que busca
recuperar el legado precolombino del pasado. También hay una
preocupación por el imperialismo de los EE.UU. Este tema aparece en Cantos de vida y esperanza (1905), de Darío.
Sincretismo religioso: Recuperan ideas de varias religiones: el
budhismo, el cristianismo y la filosofía griega. El paganismo aparece
frecuentemente en la deificación de la naturaleza y en las referencias a
la mitología clásica (culteranismo).
Los poetas modernistas también muestran un interés por el ocultismo y
emplean el simbolismo para explorar los significados ocultos del mundo.
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